miércoles, 25 de diciembre de 2013

Todos los caminos llevan.... a ninguna parte

Bueno, he tenido la suerte de poder ver hoy mismo en el cine "Caminando entre Dinosaurios", pero de momento mi opinión me la voy a guardar (no sé si Dani querrá hacer una reseña en condiciones cuando la vea, pero por si acaso es así yo guardo silencio). Solo mencionaré que el tono de la película no es posiblemente el más adecuado y que, eliminando las narraciones y los diálogos, podría haber quedado un documental sobre dinosaurios de hora y media muy chulo.

Pero como he dicho, no voy a hablar de la peli. Hoy estoy aquí para quejarme un poco. Para quejarme, en concreto, de la falta de imaginación a la hora de abordar proyectos de este estilo. ¿Por qué cada película con dinosaurios como protagonistas trata sobre migraciones y catástrofes que obligan a emprender largos viajes? Hace poco, a raíz de este tema, surgió en Twitter una conversación entre varios dino-perturbados que demandábamos historias más originales. Si hicieron Hamlet con animales (El Rey León), ¿por qué no con dinosaurios? Dromeo y Julietáurida, una historia de amor imposible entre un dromeosaurio y un saurópodo, fue el punto álgido de este ciber-desvarío. 

Pero nunca hay cosas así en las pelis de dinosaurios. Solo horas de animales caminando y como mucho haciendo piña contra un terópodo malvado que se quiere comer a los protagonistas. La tónica de En Busca del Valle Encantado, Dinosaurio (de Disney), el documental March of the Dinosaurs y la película de Caminando entre Dinosaurios es muy parecida. Antes o después en esa búsqueda de la tierra prometida, unos y otros, por narices, terminarían encontrándose... en medio de ninguna parte.


¡Felices Fiestas a todos!

viernes, 13 de diciembre de 2013

Dos gallos en el gallinero

Si pensabas que hacía falta una compleja estructura ósea para lucir una bonita cresta en tu cabeza de hadrosaurio estás completamente equivocado: se acaban de publicar nuevos restos del dinosaurio Edmontosaurus regalis encontrados en Alberta, Canadá. Y la sorpresa de los autores fue mayúscula cuando se dieron cuenta de que se había preservado lo que parecía una cresta de tejido blando en el cráneo del animal (en varios lados se añade la coletilla "similar a la de los gallos"). Puesto que dicha cresta no parece estar sustentada por ningún tipo de hueso, los autores proponen una función visual para esta estructura. Podéis leer un poquito más aquí, por ejemplo. 

La referencia es la siguiente: 

Bell, P.R.; Fanti, F.; Currie, P.J.; Arbour, V.M. 2013. A Mummified Duck-Billed Dinosaur with a Soft-Tissue Cock's Comb. Current Biology.


Sin embargo, este ejemplar de edmontosaurio no es el primer dinosaurio que luce una bonita cresta de tejido blando...


... ¿alguien ha dicho Pelecanimimus?

-(idea original por el compañero Dani)-

martes, 10 de diciembre de 2013

Aprende con Primeval: Pristichampsus

Ya comentamos al final de nuestra primera entrada de "Aprende con Primeval" que en la serie no siempre se han hecho las cosas tan bien (dentro de lo que cabe) como en el caso del Pteranodon. Que, de hecho, algunos animales representados eran un auténtico despropósito, modificando su apariencia y su comportamiento en función de la historia de turno. El organismo del que hablaremos hoy, Pristichampsus, encaja a la perfección en esta desafortunada categoría.

Cráneo de Pristichampsus (imagen de Wikipedia).

Pristichampsus es un cocodrilo que vivió hace unos 40 millones de años (Paleoceno-Eoceno), y cuyos restos se han encontrado en diversas partes del mundo (Norteamérica, Europa y Asia). Este género de cocodrilos engloba a dos o tres especies, aunque la filogenia de los pristicámpsidos no está demasiado clara (no debe de haber demasiados restos o no debe de saberse demasiado sobre ellos -corregidme si me equivoco-), y es habitual que algunas especies bailen entre unos géneros y otros. 

Aunque se sitúa a Pristichampsidae como grupo hermano de Brevirostres (el clado compuesto por cocodrilos y caimanes actuales), lo cierto es que Pristichampsus poco tenía que ver con estos últimos. Con 3 metros de longitud, este animal tenía largas extremidades que sugieren un desplazamiento cursorial (es decir, adaptado para correr). Además, sus uñas se asemejaban a pezuñas, lo que parece indicar que era un animal mucho más terrestre que acuático. De hecho, se cree que sería capaz de adoptar una postura bípeda durante la carrera. Por otro lado, la cola de Pristichampsus era redondeada, más similar a la de los dinosaurios; aunque habría presentado osteodermos cubriendo su cuerpo, carecía de la típica cresta de osteodermos que tienen los cocodrilos actuales. 

Una de las reconstrucciones más emblemáticas de Pristichampsus, por Robert Bakker.

Sin embargo, el Pristichampsus de Primeval no tiene demasiado que ver con el Pristichampsus original. En la serie, la anomalía del Eoceno por la que salen estos cocodrilos no conecta solo con el Londres actual, sino también con el antiguo Egipto. Allí, los egipcios que los veían los confundían con Ammyt (o Ammut), una divinidad con cabeza de cocodrilo que devoraba las almas de aquellos difuntos que no eran considerados justos y merecedores de alcanzar la inmortalidad. Jugando con esta idea, en Primeval le dieron una imagen más antropomorfa, con largos brazos de aspecto humanoide (¡esos hombros, oiga!) y andando sobre las patas traseras con relativa facilidad. Por supuesto, también lo diseñaron algo más grande de lo que correspondía.

El Pristichampsus de Primeval, en una imagen promocional de la tercera temporada. 

No solo el torso y las extremidades anteriores chirrían: las patas traseras, aunque alargadas y adaptadas a la carrera, no habrían tenido ese aspecto dinosauriano. La cola, sin embargo, que si debería haber sido más parecida a la de nuestros amigos los dinosaurios, tiene un aspecto cocodriliano al cien por cien. Y siguiendo con el tema de los dinosaurios... En un momento concreto del capítulo, los protagonistas se encuentran un diente del Pristichampsus y afirman categóricamente: "Es un diente de cocodrilo". Sin embargo, los dientes de este animal son zifodontos, es decir, comprimidos lateralmente y aserrados, lo que llevó en su momento a que algunos paleontólogos los confundieran con dientes de dinosaurios terópodos y creyeran que algunos habían sobrevivido a la extinción del Cretácico. Esto significa que esos claros dientes de cocodrilo que ven los personajes en realidad no son tal. Podemos seguir con algunos fallos más: patas membranosas y con garras en lugar de pezuñas, piel rugosa en lugar de escamosa... La cabeza en general puede dar el pego, pero la boca a veces se abre de una forma un poco rara, y a mí suele darme la sensación de que faltan dientes.

Un par de fotogramas de la serie, en los que vemos al Pristichampsus entrando en las aguas frías del Támesis. Pueden apreciarse los errores más gordos: aunque las extremidades son bastante largas, las anteriores tienen un aire humanoide, y las posteriores se asemejan a las de los dinosaurios. Además, también se aprecia una cola claramente cocodriliana.  

A nivel etológico, este Pristichampsus también tiene bastante que mejorar. Aunque durante buena parte del episodio se nos muestra como un animal principalmente terrestre, hay un momento en el que no duda en meterse en el Támesis, y allí se mueve como pez en el agua (nunca mejor dicho), nadando con una soltura que no creo que tuviera el animal real, adaptado como estaba a la vida en tierra firme. Afortunadamente, al menos el cocodrilo no pasa demasiado tiempo en el río londinenese: es demasiado frío para el clima al que está acostumbrado. También hemos comentado ya que Pristichampsus era un animal corredor (algo que, por cierto, no hace una sola vez en los 40 minutos del capítulo) que sólo podría adoptar la postura bípeda en la carrera. Aquí, sin embargo, es bastante frecuente verlo sobre sus dos patas, andando totalmente erguido y confiado. 

Y por supuesto, lleva a cabo el habitual papel de monstruo en este tipo de series y películas: causando el caos a su paso, abollando coches, atacando y matando gente (sin necesidad de comérsela después), rugiendo... Lo normal en estos casos, vamos. El único comportamiento no agresivo de este cocodrilo en Primeval resulta igualmente insólito: acostumbrado a la veneración de los antiguos egipcios, quienes lo tomaban por un dios, el Pristichampsus decide volver a la anomalía y no atacar a los protagonistas cuando estos se postran ante él. Es uno de esos momentos típicos Primeval, que te hacen mirar con incredulidad la pantalla y preguntarte por qué sigues viendo la serie. Imaginativo es, desde luego, pero vamos... 

Para terminar, el animal ni siquiera está especialmente bien animado o integrado en el fondo. Es una pena, porque es una criatura de la que se podría haber sacado mucho más, incluso jugando con el tema del antiguo Egipto y Ammyt. Qué se le va a hacer, en Dinosaur Renaissance amamos Primeval con todos y cada uno de sus puntos flojos. Hay gente pa tó, que decía aquel.

P.D.- Recientemente hemos descubierto una serie de vídeos llamados "The Real Creatures of Primeval", en los que el paleontólogo Luis Chiappe, director del Dinosaur Institute (del Natural History Museum of Los Angeles), da un repasillo a algunos de los animales del programa de manera similar a la de este blog (en su defensa: sus vídeos son anteriores a esta sección; en nuestra defensa: pretendemos llevar esta sección hasta el final, con tooooodas las criaturas que aparecen en Primeval y Primeval New World). Os dejamos a continuación el vídeo que hicieron sobre Pristichampsus, para que veáis un poquito más de este cocodrilo.



lunes, 2 de diciembre de 2013

Feliz 100 años, Dippy madrileño

El 2 de Diciembre, pero hace 100 años, se presentaba en sociedad en Madrid, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales la réplica del esqueleto de Diplodocus conocida como "Dippy". Este esqueleto, emblemático dónde los haya, fue regalado por Andrew Carnegie (filántropo americano que financió su excavación y replicado) a varias instituciones científicas europeas, entre ellas el MNCN.

Hoy se inauguraba en el museo una exposición temporal en torno a este dinosaurio, y los autores del blog no podíamos faltar al evento. Allí estuvimos esta mañana con El Pakozoico nuestros compañeros del MNCN y del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED.

Se ha programado también un ciclo de conferencias, relacionadas con Dippy, que comienza esta misma tarde con la conferencia "Dinosaurios y otros reptiles antediluvianos de la España anterior a la Guerra Civil: la importancia de la prensa escrita", a cargo del Dr. Adán Pérez-García del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED y la Universidad Complutense de Madrid.

¡Nos vemos en las conferencias!

¡Feliz cumpleaños, Dippy!

Foto de familia con gente del MNCN, UNED y UAM. Destacados los autores del blog (Carlosdino en azul y un servidor en naranja). Fotografía by Pedro Mocho.

martes, 26 de noviembre de 2013

Reseña: All (Your) Yesterdays

Dos días es lo que tardé en leerme "All Yesterdays: Unique and Speculative Views of Dinosaurs and Other Prehistoric Animals". Dos días, y a poquitos, porque intenté racionar, ya que es un libro que en realidad puedes devorar perfectamente en una tarde.


All Yesterdays, publicado a finales de 2012 por Irregular Books, es un libro de Darren Naish, C. M. Kosemen, John Conway y Scott Hartman. Como su propio subtítulo indica, es un libro de ilustraciones especulativas de dinosaurios y otros animales prehistóricos. A las ilustraciones de Conway y Kosemen se unen las reconstrucciones esqueléticas de Hartman, que ayudan a tener una imagen clara de los huesos que hay debajo de los extraños organismos representados.

Parasaurolophus gordetes, por John Conway.

En su momento All Yesterdays cosechó un montón de buenas críticas e incluso se llevó algún que otro premio, y en mi opinión todo ello es más que merecido. Es un libro increíblemente visual, con montones de ilustraciones magníficas y unas cuantas buenas ideas. Algunas de las representaciones de dinosaurios que vemos realmente tienen poco de especulativo: son más bien una visión muy muy actualizada de dichos animales, con las que la gente puede no estar familiarizada aún (microrraptores de color negro viviendo en los árboles, construyendo nidos como los pájaros, por ejemplo, o Triceratops con una gran cantidad de proyecciones tegumentarias por su cuerpo). Algunas otras sí resultan más especulativas, aunque sin entrar en el campo de la fantasía, como pueden ser singulares estructuras anatómicas o patrones etológicos curiosos (cripsis, sexo interespecífico, actividades de juego... etc). 

Algunas de las imágenes de All Yesterdays pueden encontrarse fácilmente en la red, en las galerías de los artistas. Un ejemplo es esta ilustración de John Conway de un alosaurio y un camptosaurio en actitud pacífica y curiosa. Para ver otras, como la de un ciempiés cazando a un Anurognathus, o un camarasaurio jugando en el barro, tendréis que comprar el libro.

Sin embargo, el punto realmente gordo e inesperado de All Yesterdays es la segunda parte del libro, titulada "All Todays". En ella, los autores intentan ponerse en la piel de paleontólogos del futuro (quién sabe si extraterrestres o alguna especie inteligente por evolucionar) e intentan reconstruir a unos cuantos animales de la actualidad a partir de sus esqueletos. Los resultados obtenidos son sorprendentes, y realmente sirven para hacernos una idea de los errores que se han cometido en el pasado a la hora de reconstruir dinosaurios, y los que podemos estar cometiendo aún hoy en día. Basándose en sus osamentas, por ejemplo, representan a hipopótamos, gatos y monos-araña como eficientes cazadores. Creo que es esta parte del libro la que realmente cala y llega a hacer que te plantees lo poco que sabemos todavía.

Un par de cisnes con sus largas extremidades anteriores, similares a guadañas, las cuales debían de usar para capturar pequeñas presas. Aquí, uno de ellos ha capturado a un renacuajo, uno de los misteriosos peces del pasado (por C. M. Kosemen).

¿Alguna pega? Bueno, para mí sí (y según tengo entendido, para otra gente es la misma): ¡resulta muy corto! Obviamente, no es un inconveniente gordo del libro, puesto que significa que se disfruta mucho y se lee en un suspiro... ¡pero no habrían estado de más algunas ilustraciones extra, eso seguro! Si tú también has tenido esa sensación, entonces "All Your Yesterdays" es el remedio adecuado, ¡la solución a tus problemas!


All Your Yesterdays es una buena continuación para All Yesterdays, y además resulta significativamente más extenso, con un mayor número de ilustraciones de varios artistas (incluyendo de nuevo un par de John Conway). Aunque esta segunda parte parece que también ha gustado, en general han surgido algunas críticas: principalmente, la diferencia existente entre los trabajos de unos artistas y otros, tanto en calidad como en las ideas representadas. Respecto a este último aspecto, se critica un exceso de actualismo para animales primitivos en algunas imágenes, así como algunas pinturas más fantasiosas o intencionadamente erróneas (nada que no se pudiera solucionar con un apartado propio en mi opinión, la verdad). Y tal y como yo lo veo, la diversidad de estilos y calidad es lo que le da precisamente a All Your Yesterdays su encanto, el poder ver tantas y tantas ilustraciones que plasman ideas originales, cada una visualmente reconocible. Y además es gratis, ¿quién necesita más? :P

El troodóntido Jinfengopteryx elegans, utilizando una rama como herramienta para capturar insectos (por H. Esdaile).

En resumen: un par de libros realmente recomendables, muy muy entretenidos y amenos, y muy potentes a nivel visual, lo que es su gran acierto. All Yesterdays además hace que te pares a pensar y plantearte ciertas cosas sobre lo que sabemos realmente y lo que creemos saber sobre dinosaurios; es también más homogéneo, y por tanto el resultado es más redondo que en All Your Yesterdays. Sin embargo, este último también me parece un trabajo muy a tener en cuenta. ¡Os aconsejo que os hagáis con los dos en cuanto podáis!

Un poquito de intimidad para este Stegosaurus y este Haplocanthosaurus, por favor (por C. M. Kosemen).

lunes, 18 de noviembre de 2013

Plumas: ¿dónde paramos? (y IV)

Aquí estamos, ya tocaba llegar al final de esta serie de entradas sobre plumas y dinosaurios. Pero, antes de nada, espero que hayáis leído la primera, segunda y tercera entrega. Si no es así, ¿a qué esperáis?

Si hacéis un poco de memoria, recordaréis que os habíamos dejado al final de la entrega anterior con una pregunta: asumiendo que las plumas aparecen en la base de Dinosauria, ¿tenían plumas todos los dinosaurios?


Daspletosaurus torosus, un tiranosáurido, representado con plumaje (por Vladimir Nikolov).

La respuesta es muy probablemente SÍ. De hecho, nos viene al pelo una entrada publicada hace un par de meses en el blog DinoGoss, en la que se recopilaba información sobre escamas en aves, dinosaurios, cocodrilos y otros animales. ¿Y qué sacamos en claro? Que las escamas presentes en dinosaurios (al menos aquellas que han fosilizado), las conocidas como "escamas tuberculadas" o "retícula", poco tienen que ver con las escamas de escamosos o incluso cocodrilos. De hecho, se cree probable que estas escamas tuberculadas sean plumas modificadas, cuyo desarrollo se detiene en fases muy tempranas (podéis leer mucho más aquí).

Porque, si tenemos un amplio registro de plumas en dinosaurios, tampoco se puede menospreciar el registro de pieles escamosas dinosaurianas fosilizadas. Hay numerosos ejemplos de escamas fosilizadas en ceratopsios, estegosaurios, saurópodos, ornitópodos  y terópodos. A lo que hay que sumarle los numerosos ejemplos de osteodermos, que tampoco son pocos. Desde luego, tampoco faltaban los dinosaurios escamosos, por mucho que estas escamas sean plumas modificadas (los osteodermos son otra historia). Incluso en dinosaurios con plumas o protoplumas preservadas hay también registro de escamas (como en el caso de Psittacosaurus).

Pieles escamosas fosilizadas de varios dinosaurios: Carnotaurus (arriba a la izquierda), Saurolophus (arriba a la derecha), saurópodo (abajo a la izquierda) y Triceratops (abajo a la derecha).

Este pequeño rodeo hablando sobre escamas nos lleva de nuevo a la pregunta inicial. ¿Tenían plumas todos los dinosaurios? Sí, pero hay que matizar. Muchos dinosaurios no tendrían más plumas que pelos tiene un elefante, un armadillo o un hipopótamo. Por lo que sabemos del registro fósil, los grandes ornitópodos eran animales escamosos, así como los saurópodos, los tireóforos y los ceratosaurios: posiblemente pequeñas plumitas semejantes a pelos surgieran en algunas zonas de su cuerpo, pero no parece que fuera más allá. Los ceratopsios, aunque mayoritariamente escamosos, tendrían en el dorso o la cola una serie de filamentos o pseudo-púas.

A día de hoy, así es como se cree que lucía Triceratops. En los restos de pieles fosilizadas de este dinosaurio hay una serie de estructuras que parecen nódulos de inserción de filamentos o pseudo-púas, similares a las de su pariente Psittacosaurus. Imagen de Vlad Konstantinov.

A la vista de estas evidencias, cualquiera diría que igual de malo que quedarse corto es pasarse. Bueno, pues eso ya depende mucho de gustos e interpretaciones personales. Cualquier paleontólogo del mundo se llevaría las manos a la cabeza ante la imagen de un Velociraptor reptiliano, pero.. ¿y ante un estegosaurio emplumado? Aquí debajo tenéis tres imágenes de tres estegosáuridos de distintos artistas: Stegosaurus, Chungkingosaurus y Miragaia. En la primera ilustración el animal no tiene más que un mechón plumífero en la cola, pero el resto del cuerpo es escamoso; en la segunda, algunas protoplumas y pseudo-púas se distribuyen por el cuerpo. En la tercera, todo el dorso del animal está cubierto por filamentos de protoplumas sencillas, que, junto a los osteodermos, le hacen parecer un auténtico puercoespín. Son tres ejemplos de cómo interpretar los restos de unos animales que, por el momento, solo han preservado escamas, pero que están englobados en un gran grupo de animales con plumas (hay por ahí alguna ilustración más de un estegosaurio plenamente emplumado, pero no he sido capaz de encontrarla).

Stegosaurus de Mark Witton (izquierda), Chungkingosaurus de Joschua Knuppe (centro) y Miragaia de Chris Masna (derecha).

¿Más ejemplos? Pasemos a los ceratosaurios, concretamente a los abelisáuridos. Estos terópodos, de extrañas proporciones (cabezas grandes, brazos muy pequeños) se encuentran separados filogenéticamente de los demás terópodos, de los que tenemos un buen registro de plumas. Como hemos comentado anteriormente, hay un amplio registro de parches de escamas en estos animales (y Ceratosaurus, aunque no es un abelisaurio, además tiene osteodermos). Cualquiera lo diría echando un ojo a las dos ilustraciones de abajo, ¿verdad? Son reconstrucciones justificadas en la dificultad que tienen las plumas para preservarse y en el hecho de que, como ya hemos comentado previamente, es bastante probable que los primeros terópodos (y los primeros dinosaurios) estuvieran emplumados. Los osteodermos aparecen igualmente en el dibujo y los parches de piel escamosa están presentes, en efecto, como parches aislados. ¿Y quién puede afirmar con total seguridad que no era así?

Majungasaurus, de Melnik Vitaly (izquierda) y Carnotaurus, de Damir G. Martin (derecha).

Vamos con una última. Ya habéis visto arriba la reconstrucción de Triceratops; esa, por lo general, es la tendencia imperante a la hora de reconstruir ceratopsios: animales escamosos con protoplumas en el dorso (la cantidad y tamaño de las mismas depende de cada artista). Y sin embargo, el paleontólogo e ilustrador Mark Witton nos ofrece esta pareja de Pachyrhinosaurus con aspecto de buey almizclero. A temperaturas más frías, más pelo, tal y como ocurre con los elefantes actuales y los mamuts. O, en este caso, a temperaturas más frías, más plumas. Y es que parece que Pachyrhinosaurus tenía que soportar de vez en cuando frías temperaturas. Algo parecido ocurre con el tiranosauroideo Yutyrannus: debido al ambiente en el que vivía, no especialmente cálido, poseía un grueso plumaje que quizás no estuviera presente en ciertos tiranosáuridos (la reconstrucción de Daspletosaurus del comienzo de la entrada es, desde mi punto de vista, un ejemplo bastante acertado de la presencia de plumas y escamas en un mismo animal -existe también registro de escamas en tiranosaurios-).


Quizás os haya parecido que esta última entrega sobre plumas es más caótica que las anteriores, saltando de un lado a otro y sin seguir un hilo conductor claro. Mi intención no era más que aportar algunos datos más, y ofrecer algunas pinceladas sobre ciertos temas controvertidos a día de hoy. Parece que todos tenemos bastante claro del aspecto de los dinosaurios emplumados, pero en aquellos que preservan escamas la discusión sigue abierta, y cada uno tiene su propia opinión. Yo, por ejemplo, soy relativamente conservador, y me cuesta imaginarme a anquilosaurios, saurópodos y grandes hadrosaurios (entre otros) cubiertos de grandes plumajes. Otros, por supuesto, lo verán de otra manera. Así que si os interesa debatir sobre el tema, ¡este es el momento!

A modo de conclusión, no parece descabellado afirmar que las plumas aparecieron, como poco, en la base de Dinosauria y, mientras que algunos grupos las mantuvieron y las desarrollaron hasta alcanzar la enorme complejidad y diversidad de las plumas de las aves actuales, otros las perdieron casi en su totalidad durante su historia evolutiva. La aparición de nuevos fósiles y nuevas técnicas podrá arrojar cierta luz sobre algunos aspectos todavía oscuros, mientras que habrá ciertas cosas que desgraciadamente nunca podremos saber.

Desde luego, el descubrimiento de que muchos dinosaurios (sí, sí, dinosaurios no avianos, pongámonos estrictos) tenían plumas no hace sino aumentar el interés por estos animales y ayuda a enmarcarlos mucho mejor dentro de la historia evolutiva de la vida, consiguiendo que los veamos como animales más reales y cercanos, y no como extraños monstruos de fantasía.

Gracias a las plumas, la visión que tenemos de los dinosaurios sigue cambiando, y perpetúa en el tiempo el espíritu de la Dinosaur Renaissance

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¡Cómo se las gasta este rey!

Lythronax argestes, o "el rey de la sangre", es el dinosaurio de la semana. Si hace bien poquito nos sorprendíamos con los nuevos restos de Deinocheirus, ahora es el turno de los tiranosáuridos. Grupo que, visto lo visto, atrae los nombres truculentos (Tyrannosaurus signfica "lagarto tirano", y Teratophoneus -del que también se han publicado nuevos restos- "asesino monstruoso"). Una de las características principales de este nuevo dinosaurio es que, atendiendo a la estratigrafía, es el tiranosáurido más antiguo que se conoce (80 millones de años).

Pero no nos engañemos. A este carnívoro de 8 metros de longitud nos lo han vendido tan bien por su nombre. Qué nombre. Rey de la sangre, rey del gore. Lo que no sabían los paleontólogos es que ya existe un malvado rey que disfruta con la sangre, la violencia y el sufrimiento. Todo un carnicero, oiga. Un joven y rubio rey conocido aquí y en los Siete Reinos. San Saurio te libre de cruzarte en el camino de Joffrey Baratheon, rey de Poniente en la saga "Canción de Hielo y Fuego" y su versión televisiva, "Juego de Tronos". No quiero ni imaginarme el resultado de juntar a este pequeño monstruo con el gran monstruo Lythronax. O quizás sí...


Venga, todos a una: ¡frikiiiiiiiii!

lunes, 4 de noviembre de 2013

Vaya bicho se nos viene encima...

La semana pasada tuvo lugar en Los Ángeles el 73º Encuentro de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (aquí su web), en el que, por cierto, estuvo nuestra compañera Elena (un saludete desde aquí, maja!). Aunque ninguno de nosotros dos pudimos estar allí (y menuda rabia, a ver si el año que viene sí que cae el de Berlín), gracias a la blogosfera nos han ido llegando algunas cosas de las que se han estado cociendo por allí. Y ha habido un tema que ha corrido como la pólvora por los sitios webs especializados: la descripción de nuevos restos de Deinocheirus

El fósil original de Deinocheirus (imagen tomada de Wikipedia).

Los primeros (y hasta hace poquito, los únicos) restos de Deinocheirus mirificus fueron encontrados en los 60 en Mongolia, y resultaban muy enigmáticos: más allá de algunos huesos sueltos, todo el ejemplar estaba representado únicamente por dos gigantescas extremidades anteriores (las de la foto que tenéis encima). Fue clasificado como un ornitomimosaurio, pero sin poder saber nada más sobre él: el aspecto del resto del cuerpo, su modo de vida y alimentación... nada de nada. Pero ahora, en el Encuentro de la SVP se han presentado los restos de dos nuevos individuos de Deinocheirus que permiten hacernos una idea mucho más clara de cómo era este animal... y es la prueba de que el mundo de la paleontología no deja nunca de sorprendernos. Efectivamente, parece que Deinocheirus era un ornitomimosaurio basal de gran tamaño (5 metros de altura y 11 de longitud), y los gastrolitos asociados a los fósiles podrían indicar que era herbívoro. Pero, además, sería un animal mucho más robusto que otros ornitomimosaurios y, todavía más sorprendente, con altas espinas neurales en las vértebras dorsales distales. Es decir, tenía una pequeña joroba o vela en el dorso.. ¿quién habría imaginado algo así?

Aunque estos resultado se hayan presentado a la sociedad en el congreso en Los Ángeles, hay un artículo por venir, imaginamos que con información mucho más detallada y para todo el mundo (con suerte, quizás, también con una reconstrucción chula del bicho). Tocará esperar hasta que se publique pues, pero mientras tanto, os dejamos con algunas ilustraciones que han ido haciendo ya algunos artistas con esta nueva información. 

¡Esperamos que os gusten!




martes, 15 de octubre de 2013

Cómo cuidar dinosaurios

Hace ya unos cuantos meses me regalaron un libro llamado "How to Keep Dinosaurs". A primera vista parecía un libro divertido, con fotomontajes de distintos dinosaurios viviendo el día a día con seres humanos. Sin embargo, andaba ligeramente extrañado, pues nunca había oído hablar de este libro. Así pues, echándole un ojo más en profundidad y buscando un poquillo por internet, descubrí que había sido escrito por Robert Mash (autor de varios libros sobre dinosaurios) en 2003, y con un prólogo escrito nada más y nada menos que por Richard Dawkins. Además, es un libro que tiene en general buenas críticas, y lo describen como bastante divertido. Así que me lancé a leerlo.


Escrito con bastante humor (frases como "mientras que a Coelophysis le gusta estar con niños, no suele ser al revés" XD), el libro es un catálogo de dinosaurios y otros animales prehistóricos que pueden domesticarse o criarse en cautividad. Así, para cada animal, viene una pequeña descripción, una imagen, cómo alimentarlos y hacer que críen, y dónde encontrarlos (siempre en los lugares donde se hallaron los fósiles de dicho animal: puedes conseguir ejemplares de Leptoceratops, por ejemplo, en los Dinomarts de Alberta). También incluye una comparativa de tamaño y una serie de iconos sobre los modos de vida del dinosaurio, algunos más normales ("herbívoro", "carnívoro", "nocturno", "sensible a las temperaturas") y otros bastante más heterodoxos y cachondos ("preocupantemente listo/estúpido/flatulento", "se comerá a otras mascotas", "le gustan los niños para comer"). Todo el listado de criaturas viene dividido en varios capítulos: Dinosaurios para principiantes (incluye a Compsognathus, Euparkeria y Coelurosauravus), Dinosaurios como mascotas (ornitópodos y terópodos de pequeño tamaño), Mascotas voladoras (pterosaurios), Dinosaurios para recreo y Para trabajos de seguridad (terópodos de tamaño mediano), Dinosaurios productores de carne y huevos (prosaurópodos y grandes ornitópodos), Dinosaurios de los que obtener pieles y plumas (Therizinosaurus y anquilosaurios) y Dinosaurios para zoos y safaris (estegosaurios, saurópodos, ceratopsios y terópodos de gran tamaño).

Uno de los aspectos más interesantes del libro son los comportamientos que otorga el autor a los dinosaurios, pero es un arma de doble filo: mientras que en algunos casos es realmente original y divertido, en otros es tan exagerado que resulta del todo irreal. Así, resulta curioso que Heterodontosaurus se quede embobado con las luces de la televisión, que Pterodactylus sea juguetón, que Ankylosaurus sea un animal realmente malhumorado, que las manadas de Triceratops tengan elaborados comportamientos jerárquicos o que unos dinosaurios sean más propensos a resfriarse que otros. Pero cuando el libro te cuenta que puedes entrenar ciertos dinosaurios para que te traigan cosas, hasta el punto de utilizar a Stegoceras como caddie al jugar al golf, o de hacer que Deinonychus juegue al póker, chirría bastante. Otro de los puntos algo flojos del libro es el apartado gráfico: aunque algunas de las criaturas están bastante bien representadas y dan el pego, muchas otras están terriblemente obsoletas, con reconstrucciones anatómicas erróneas, faltan plumas en muchos de los dinos...

El pobre Deinonychus es uno de los animales que peor parado sale (en todos los aspectos) en "How to Keep Dinosaurs".

Sin embargo, si se pasan por alto las reconstrucciones anticuadas y los comportamientos exagerados de algunos de los animales, "How to Keep Dinosaurs" es un libro que se puede disfrutar mucho. Leyéndolo de vez en cuando, si un orden aparente, resulta tremendamente ameno, y puedes sorprenderte a ti mismo riéndote con algunas de las anécdotas sobre cría de dinosaurios que cuenta el libro. ¿Y yo, me quedo con alguno? Pues sí: me decanto por Incisivosaurus. Según nos cuenta el libro, este ovirraptorosaurio es un animal cariñoso y atento, siempre pendiente de los niños, y su pequeño tamaño lo hace ideal para un piso en la ciudad; el único problema es su tendencia a mordisquear y destrozar el mobiliario de la casa si no se le ata en corto. Es una pena que de momento solo se comercie con él en el mercado chino, pero en cuanto llegue a otros países... ¡póngame un incisivosaurio como mascota, por favor!


jueves, 3 de octubre de 2013

Un pterosaurio dedicado

Hace casi un mes fueron las VI Jornadas Internacionales sobre Paleontología de Dinosaurios, en Salas de los Infantes (Burgos). Y allí estuvo nuestro amigo Alejandro, disfrutando de las charlas de paleontólogos de todo el mundo. Aprovechando que también estuvo allí el científico e ilustrador Mark Witton, especialista en pterosaurios, presentando una colección de sus pinturas de estos animales, le encargamos que le pidiera a Mark Witton un dibujillo para este blog. Y este chulísimo boceto es el resultado de ello, un Istiodactylus alimentándose de carroña.

Istiodactylus, de Mark Witton. Con firmita para Dinosaur Renaissance! 

Istiodactylus latidens fue un pterosaurio de unos 4 metros de longitud del Cretácico inferior, cuyos restos se han encontrado en la isla de Wight (Reino Unido). La forma del cráneo y de los dientes de este animal ha llevado a los científicos (el propio Witton) a sugerir que Istiodactylus era principalmente un carroñero. Como en este boceto, otras representaciones de Witton de este pterosaurio también lo muestran alimentándose de cadáveres.

Tres istiodáctilos se alimentan de un estegosaurio muerto, por Mark Witton.

¡Muchas gracias Mark, y muchas gracias Álex!

miércoles, 25 de septiembre de 2013

All Your Yesterdays

¿Recordáis el concurso All Your Yesterdays, organizado por Irregular Books? Bien, habían pasado ya unos cuantos meses y no se sabía mucho más, ni del fallo del jurado ni de nada de nada. Hasta que hace unas semanas anunciaron que sacarían una secuela de All Yesterdays (será posible que todavía no me haya pillado este libro??), y algo de tiempo después, que sería una galería con muchas de las ilustraciones enviadas al concurso. Este es el resultado: el libro All Your Yesterdays!


La cantidad y calidad de las ilustraciones enviadas por la gente es impresionante, y han participado algunos de los mejores talentos emergentes en el campo de la paleoilustración. Por ello, para mí es un honor que hayan incluído el dibujo del Smilodon melánico que mandé al concurso. ¡Resulta increíble compartir páginas con artistas de la talla de John Conway, Emily Willoughby o Julio Lacerda! ¡Cuanto más miro el dibujo que envié más vergonzoso me parece en comparación con las auténticas obras de arte que hay en el libro! :P


Relativo al libro, hay dos noticias, una más o menos mala y otra buena. La mala es que, debido a los derechos de autor de todos los ilustradores participantes y problemillas similares, el libro en principio no va a salir en versión impresa. Esto tiene, como consecuencia inmediata, la noticia buena: el libro está ya disponible en versión e-book, y totalmente gratuito. Así que si queréis pasar un buen rato admirando pinturas y bocetos chulísimos, y ver a dinosaurios y otras criaturas prehistóricas representados de forma poco habitual, haciendo cosas que no les creeríais haber visto hacer nunca, no dudéis: pinchad aquí  y (con un poco de paciencia, el libro es grande y tarda en descargarse) haceos con All Your Yesterdays!


martes, 24 de septiembre de 2013

Aprende con Primeval: Pteranodon

Tal y como mencionamos al final de la entrada "Primeval para principiantes", estrenamos una sección nueva a la que hemos denominado "Aprende con Primeval". Este nuevo apartado servirá para, utilizando como excusa la serie británica (y su spinf-off canadiense), aprender un poco más sobre distintos organismos y dar un repasillo a algunos temas sobre biología.  Así pues, empezamos: hoy, en "Aprende con Primeval", hablamos sobre Pteranodon.


Pteranodon es, posiblemente, el pterosaurio más conocido de todos. Fue un animal que vivió durante el Cretácico superior, hace unos 85 millones de años, en Norteamérica (al menos es donde se han encontrado sus fósiles, que se cuentan por centenas). Eran animales con un largo pico desdentado y una llamativa cresta sobre su cabeza; si bien queda empequeñecido frente a los gigantescos azdhárquidos, Pteranodon era un pterosaurio de gran tamaño, con una envergadura de unos 6 metros (para un macho adulto). A día de hoy se considera que solo existe una especie de Pteranodon, P. longiceps, pues la otra especie descrita, P. sternbergi, de pico aún más curvado y cresta más redondeada, puede ser un género propio, Geosternbergia.

Ejemplar macho de Pteranodon longiceps, por MattMart, y diagrama (Wikipedia).

¿Qué más os podemos contar sobre Pteranodon? Este pterosaurio, como todos los demás, se desplazaba a cuatro patas sobre tierra firme, y de nuevo como otros pterosaurios, despegaba desde esta posición cuadrúpeda, saltando e impulsándose después con las alas. Tradicionalmente se ha comparado su vuelo con el de los albatros actuales, más un planeo que un vuelo batido, aunque los últimos estudios parecen sugerir que los pterosaurios eran animales mucho más activos y menos torpes de lo que suponíamos. Se les asocia a ambientes costeros del gran mar interior de Norteamérica (el Mar Niobraran), y anidarían en acantilados rocosos, lejos de los depredadores. Volarían sobre el mar y las costas, alimentándose de peces y posiblemente también de invertebrados; además, se ha sugerido también un desplazamiento acuático, nadando sobre la superficie, desde donde podrían sumergirse como los cormoranes para capturar peces. Además, parece que Pteranodon presentaba un claro dimorfismo sexual: los ejemplares identificados como machos son más grandes (6 metros de envergadura frente a los 4 metros de las hembras) y con una cresta más larga y pronunciada, mientras que en el caso de las hembras solo hay una pequeña protuberancia triangular. Esto soportaría la hipótesis de una función visual y sexual para estas crestas. El número de restos identificados como hembras es mucho mayor que el de machos, por lo que se ha sugerido que estos animales vivirían en colonias polígamas (la distinción entre machos y hembras se hace mediante los huesos pélvicos).

Colonia de Pteranodon sobre unos acantilados, por Vlad Konstantinov. Pueden apreciarse las diferencias entre machos y hembras; en un primer plano, un macho despega desde la posición cuadrúpeda.

Y ya centrándonos en Primeval... ¿cómo son los ejemplares de Pteranodon que aparecen en la serie? En el quinto episodio de la primera temporada vemos un gran macho de color gris con una cresta roja; tan grande que, de hecho, está algo sobredimensionado (lo que en realidad suele ser corriente en todo este tipo de programas y películas). A nivel anatómico da bastante el pego, aunque hay por ahí algunas escenas en las que se sostiene sobre las patas traseras que no son correctas para nada. La forma de despegar tampoco es la adecuada, si bien es cierto que esta hipótesis del despegue desde la posición cuadrúpeda mediante un salto es bastante reciente. A nivel comportamental el bicho está bastante bien representado: no resulta especialmente violento ni ataca a las personas sin razón aparente. No le vemos alimentarse de peces, pero intenta zamparse a un Coelurosauravus que pasaba por allí (personalmente, esto no me chirría demasiado; que intente alimentarse de otros pequeños animales parece algo probable, y si no que se lo pregunten a este pelícano). Además, los protagonistas intentan atraerlo agitando una bandera roja, lo que él interpreta como otro Pteranodon; esto es bastante consistente con la hipótesis de una función visual para la cresta. El CGI, sin ser tampoco de lo mejor que se ha visto, resulta bastante decente.

¡Cuidado, profesor Cutter! (Imagen promocional de la primera temporada)

También en Primeval New World aparece este pterosaurio. En este caso, sin embargo, se trata de una hembra que está construyendo un nido en los alrededores de Vancouver. Puesto que el aspecto del Pteranodon de Primeval New World es diferente del de Primeval U.K., cabría suponer que se trata de especies o variaciones geográficas distintas. Este ejemplar combina rasgos acertados con otros bastante errados: es más pequeña que el macho de la serie inglesa (aunque sigue siendo más grande de lo que le corresponde), tiene el cuerpo cubierto por "pelo" (ya sabéis, lo que técnicamente se conoce como picnofibras, algo que no tenía el de Primeval U.K.) y además la vemos desplazarse de forma cuadrúpeda (aunque sigue poniéndose de vez en cuando sobre las patas traseras de una forma un poco rara). Sin embargo, presenta un pico totalmente recto en vez de ligeramente curvado hacia arriba, y tiene una gran cresta sobre la cabeza que como hemos visto es típica de machos, no de hembras. Y además, hay algo en sus alas que a mí me chirría un poco: no sé si son muy pequeñas, o la forma no es la adecuada... no lo sé, pero me resultan raras.

El Pteranodon hembra de New World. Vaya genio gasta la amiga...

Pero donde más patina esta hembra es en su comportamiento: resulta tremendamente agresiva, cumpliendo más con el papel de monstruo devora-hombres que actuando como un animal real. Así, a lo largo del capítulo, vemos cómo rapta a un niño y se lo lleva a su nido (no sabemos muy bien para qué) y cómo mata a un paracaidista y se alimenta de sus órganos internos (¿quizás algún tipo de suplemento alimenticio para el desarrollo de sus huevos? Si no no se explica este comportamiento en un animal piscívoro).  Además, no duda en enzarzarse en una (breve) pelea con un ejemplar de Utahraptor (con quien, por cierto, no coincidió en el tiempo; ¿vienen de distintas anomalías?). Resulta curioso que, las dos veces que volvemos a ver al Pteranodon en la serie original después del primer capítulo, se trata de dos intervenciones breves de dos hembras atacando a la gente que se acerca a su nido (también en este caso tienen una gran cresta). Otro fallo es que el nido de esta hembra esta construido en mitad del bosque, a merced de los depredadores, y no en los seguros riscos de un acantilado; de nuevo, esto también es así en los ejemplares que aparecen defendiendo su nido en Primeval U.K. Está claro que las hembras de Pteranodon del Universo Primeval no son muy hábiles a la hora de construir sus nidos, y claro, luego se pasan todo el día de mala leche...

Toma confrontación cretácica: visto y no visto.

Teniendo en cuenta que el CGI en New World es bastante bueno, es una pena que el Pteranodon esté desaprovechado de esta forma. Está claro que el Pteranodon ideal (o al menos el más parecido al animal real) sería una mezcla del macho del Primeval original y de la hembra del spin-off canadiense, que recogiera los aspectos más acertados de cada uno de ellos. Pese a todo, los ejemplares de Pteranodon que vemos en la serie pueden valer y están más o menos bien representados; como veremos más adelante, en Primeval se han llegado a hacer cosas mucho, muchísimo peores XD

¡No os perdáis la siguiente entrega!

viernes, 20 de septiembre de 2013

Dinosaurios "lentos"?: ¡Cuidado! ¡Escalas de velocidad!

En libros populares, fascículos coleccionables y otros medios es muy habitual ver escalas de velocidad en las que se compara las estimaciones de velocidad media o máxima de varios dinosaurios junto a las velocidades conocidas de varios vertebrados actuales.

Desde el origen de la Dinosaur Renaissance (la histórica, no este blog) las estimaciones de velocidad de muchos dinosaurios han llegado a extremos exagerados, tanto por lo conservador como por lo disparatado de lo biomecánicamente imposible (por ejemplo, en Tyrannosaurus rex se han llegado a estimar de los 11 km/h a casi 72 km/h como velocidades máximas).

Una típica escala de velocidades. Atención a la velocidad del humano...
Pero pasemos a la cuestión divulgativa interesante. Independientemente de si las estimaciones de velocidad son demasiado exageradas o conservadoras lo que nos interesa es uno de los puntos claves de la Dinosaur Renaissance: ¿eran lentos los dinosaurios?

La pregunta tiene una pequeña trampa, claro. Rápido y lento no son términos absolutos, sino relativos. Una hormiga no puede correr tan rápido como un humano porque este es monstruosamente gigantesco a su lado y avanza en un segundo la distancia que ella avanzaría en unos cuantos segundos. ¿Es lenta la hormiga? No. ¿Recorre la misma distancia que un humano en el mismo tiempo? En absoluto, pero es una cuestión de escalas.

Este pueril ejercicio de reducción al absurdo lo quería usar para sentar las bases de lo que deberíamos usar como "rápido" y "lento" (asi como de otros términos comparativos como "pequeño" o "grande", "viejo" y "moderno", muy populares en la divulgación de los dinosaurios): UN ANIMAL ES RÁPIDO SI SE DESPLAZA A MAYOR VELOCIDAD QUE UN SER HUMANO MEDIO Y ES MÁS LENTO SI SE DESPLAZA A MENOR VELOCIDAD.

Otra escala de velocidad, de nuevo con un humano muy veloz...
Fijémonos en las imágenes que acompañan al post. No dan una estimación en intervalo de la velocidad, sino que fijan una única velocidad, que se corresponde con la máxima estimación. Un dato curioso es la posición que el Homo sapiens (el ser humano) ocupa en esas escalas. Velocidades de 30 y 40 kilometros por hora como la media de nuestra especie, cerquita de las velocidades máximas estimadas para muchos (pero no todos) dinosaurios terópodos (los campeones de velocidad dentro de los dinosaurios, tanto actuales (avestruces) como fósiles (ornitomimosaurios)).

La realidad es que esas velocidades de 30 y 40 kilómetros por hora para seres humanos son los records de deportistas de distintas áreas (la máxima, la de Usain Bolt, más de 40 km/h), correspondientes por tanto a sucesos concretos registrados, y no a una estimación máxima de la mayor parte de la humanidad, la cual apenas excedería los 15 km/h (y contando que corremos con zapatillas deportivas acolchadas y sobre asfalto, que habría que vernos descalzos por el monte pedregoso...).

El objetivo del post era demostrar, ni mas ni menos, que una velocidad media de 20 o 25 km/h para un tiranosaurio de 6 a 8 toneladas no es en absoluto "lento". Queda lejos de esos (fantásticos, por otro lado) 70 km/h de un tiranosaurio de 4 toneladas, pero cualquier ser humano normalito sudaría para alcanzarle (y no hablemos de correr a la par o pasarle de largo).

Por lo que no nos dejemos engañar por esas escalas: muchos dinosaurios eran más veloces que nosotros, otros corrían a velocidades parecidas y otros eran más lentos que nosotros.

martes, 17 de septiembre de 2013

Los estragos de la edad

En muchas ocasiones, el dibujo me sirve como "terapia" y no solamente como entretenimiento. ¿Aburrido? ¡Dibujo al canto! ¿Día de bajona? ¡A dibujar! ¿Estresado? ¡Coge un lápiz y desconecta! Con el final del máster a la vuelta de la esquina (¡es casi cuestión de horas!) he tenido unos cuantos días de trabajo y estrés máximo. Por eso, en vez de una "relaxing cup of café con leche", aproveché ciertos ratetes que fui sacando para desempolvar una vez más mi tableta y olvidarme durante algunos momentos de todo.

El resultado es el que tenéis justo debajo: dos machos de Conchoraptor gracilis (Barsbold, 1986), un ovirraptorosaurio del Cretácico superior de la Formación Nemegt (Mongolia). Mientras que uno de ellos es joven, fuerte y sano, el otro macho se encuentra bastante hecho polvo: la cabeza y el cuello pelados, una cicatriz bastante fea a lo largo de todo el pico, cierta palidez... Hasta los pliegues de la garganta tienen una forma... ejem.... poco bonita. Es lo que pasa cuando se llega a ciertas edades. 

 Ea:


Y en color (también muy sencillito para mantener ese aire de cómic, con colores suaves):



Los cráneos de los animalicos están basados en diagramas de esqueletos de Jaime A. Headden (también conocido como Qilong). 

Como decía en un capítulo de Los Simpson una anciana colocada en un tren de la bruja: "¡Mirad los estragos de la edad!".