Retomamos Dinosaur Renaissance (¡tres entradas en dos semanas seguidas, increíble!) para hablaros de un nuevo artículo en el que he colaborado junto con investigadores del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED, del Departamento de Geociencias Marinas y O.T. de la Universidad de Vigo, y de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid. Este trabajo forma parte de mi tesis doctoral así que, por supuesto, trata sobre sauropterigios del Triásico. Se ha publicado en la revista Journal of Iberian Geology y se titula "First Triassic tetrapod (Sauropterygia, Nothosauridae) from Castilla y León: evidence of an unknown taxon for the Spanish record". Si gustáis, os cuento de qué va esta historia.
Un hambriento Nothosaurus se zampa a un desdichado reptil arcosauromorfo del género Macrocnemus (la imagen pertenece a la Universidad de Zurich y no encuentro al autor del dibujo... ¿un tal Scheffold, si hacemos caso de la firma?).
Tenemos que remontarnos hasta los años 80, cuando una de las firmantes del artículo, Soledad García Gil, de la Universidad de Vigo, realizaba su tesis doctoral "Estudio sedimentológico y paleogeográfico del Triásico en el tercio noroccidental de la Cordillera Ibérica (Provincias de Guadalajara y Soria)". Durante sus trabajos de campo, encontró en las cercanías de la localidad de Fuencaliente de Medinaceli (Soria, Castilla y León), unos restos vertebrales pertenecientes a un tetrápodo del Triásico. Sin embargo, aunque estos elementos fueron pasando por varias manos, permanecieron sin estudiar durante varios años. Finalmente, se me concedió la oportunidad de trabajar con ellos como parte de mis estudios de doctorado.
Algunos de los restos en cuestión: elementos vertebrales de un reptil del Triásico de Fuencaliente de Medinaceli (podéis ver que los pobres no son muy abundantes ni están especialmente bien preservados).
Los restos se encontraron en facies Muschelkalk, en niveles datados como Ladiniense (es decir, 242 a 235 millones de años, en el Triásico Medio). Las vértebras presentan una serie de caracteres que permiten clasificarlas como pertenecientes a un miembro de Sauropterygia. Tienen, además, una serie de rasgos en común con el notosaurio Nothosaurus giganteus, el cual, según otros autores, presenta vértebras con una combinación exclusiva de caracteres: arcos neurales masivos, espinas neurales bajas, procesos transversos altos y poco prominentes... etc. No nos vamos a poner demasiado técnicos, pero el caso es que la morfología de las vértebras de Fuencaliente de Medinaceli coincide con aquella supuestamente exclusiva de Nothosaurus giganteus.
Reconstrucción idealizada de las vértebras de Fuencaliente de Medinaceli en vista lateral (izquierda) y en vista dorsal (derecha). Abreviaturas: ns - espina neural; poz - postzigapófisis; prz - prezigapófisis; tp - proceso transverso; zph - zigosfeno.
Sin embargo, somos conscientes de que solo contamos con unos pocos huesos fragmentarios, y que además las vértebras no son los elementos más informativos dentro de los sauropterigios; la mayoría de las clasificaciones entre géneros y especies se basan en caracteres craneales. Además, hay varias especies de Nothosaurus de las cuales no se conocen todavía elementos postcraneales en detalle. Por lo tanto, en el trabajo clasificamos estos restos como Nothosaurus cf. giganteus, es decir, creemos que pertenecen a la especie N. giganteus pero no tenemos suficiente evidencia como para afirmarlo con certeza. Nothosaurus giganteus es una de las mayores especies que existieron de Nothosaurus, alcanzando varios metros de longitud, y sin duda debió de ser uno de los mayores depredadores de su entorno. Sus restos se han encontrado en el Triásico Medio y en el Triásico Superior temprano de Europa central, los Alpes italianos e Israel, pero nunca en la península ibérica. Su presencia en el Triásico Medio ibérico, por lo tanto, sería bastante congruente con su registro espacial y temporal.
Otros restos vertebrales de Nothosaurus del registro español.
Incluso aunque no estemos seguros de que las vértebras de Fuencaliente de Medinaceli pertenezcan a la especie N. giganteus, nos aportan igualmente importante información. Se conoce registro de otros fósiles de Nothosaurus en la península ibérica (ver imagen superior). Sin embargo, las vértebras recuperadas presentan una morfología bien distinta respecto a las de nuestro notosaurio soriano: sus procesos transversos son cortos y prominentes (justo al contrario que los de Fuencaliente de Medinaceli), y sus espinas neurales son muy altas. Este carácter se utiliza dentro del género Nothosaurus para diferenciar especies: las espinas bajas (como en N. giganteus) se consideran primitivas, mientras que las altas se toman como un rasgo derivado. Así pues, la morfología de las vértebras de Soria indica que pertenecen a una especie de notosaurio distinta a las de las otras de la península (más emparentadas, quizás, con la especie tipo, Nothosaurus mirabilis). Por lo tanto, existen evidencias en el registro fósil de, por lo menos, dos especies de Nothosaurus en el Triásico español.
Fotografía por Nesihonsu.
Aunque escasos, desarticulados, rotos y erosionados, los restos vertebrales de Fuencaliente de Medinaceli son muy informativos. Para empezar, podrían (y recalco el "podrían", ojo) suponer la primera evidencia de Nothosaurus giganteus en la península ibérica, taxón hasta ahora desconocido en nuestras tierras. En segundo lugar, proporcionan una importante prueba a favor de la presencia de dos especies distintas de Nothosaurus en el registro ibérico. Y, finalmente, constituyen el primer hallazgo de un sauropterigio triásico tanto en Soria como en Castilla y León (comunidad sin registro de tetrápodos de esta época hasta el momento).
No está mal para un notosaurio soriano, ¿verdad?
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